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lunes, 31 de marzo de 2014

Me gusta. Me gusta. ¡Me gusta!
Me gusta mucho.
Me gusta la forma de sus cejas.
Me gusta el color de sus ojos.
Me gusta su mirada.
Me gusta que no sonría.
Me gusta su nombre.
Me gusta su frialdad.
Me gusta su tono de piel.
Me gusta su forma de pensar.
Me gusta lo que le gusta.
Y por eso mismo
no me gusto yo.

domingo, 30 de marzo de 2014

"La psicopatía o personalidad psicopática es un trastorno antisocial de la personalidad".

Después de tres meses, volví a sentarme en las escaleras con él. Justo en el escalón torcido, como siempre habíamos hecho.
Las luces no funcionaban, y las cerillas se apagaban antes de poder cantar un triste y desentonado "cumpleaños feliz", aunque nadie cumpliese años ese día.
Eran las escaleras de "hablar las cosas serias". Aquellas en las que se encontraban ya algunas lágrimas aplastadas, pisoteadas, olvidadas.
Y él... Estaba loco. Estaba enfermo.
Jodidamente loco. Jodidamente enfermo.

"Podría matar a alguien y no sentir ningún remordimiento", me dijo.
"Para mí las personas son objetos. Objetos llenos de mierda que se creen diferentes, cuando la verdad es que todos son iguales.
Me da asco el sexo, ¿sabes? Yo siento placer jugando con la gente, manipulándola, follándome su mente.
Soy una mala persona y lo sé. Nací así. Ni los psicólogos ni los psiquiatras pueden ayudarme.
Tampoco percibo los sentimientos de la misma forma que el resto de vosotros. La rabia es el único que compartimos.
No te quiero. No quiero a nadie.
Sin embargo, sí que aprecio. Tú aprecias algunos de tus objetos, ¿verdad?
Hay muchas personas especiales, en realidad. Pero algunas son especiales de una forma... pura. ¿Comprendes?
Con esas personas yo también soy puro. Tú eres una de ellas.
Eres la única persona con la que he pasado una tarde entera.
Me encanta estar solo, y de hecho siempre lo estoy. Pero tú tienes algo.
Me acerqué a ti para descubrir qué era ese algo. Para estudiar tu mente y tu forma de reaccionar ante ciertos sucesos. Me apetecía saber cómo pensabas, cómo funcionabas. Ver por qué causabas tanta sensación entre los hombres, por ejemplo. Le gustas a un montón de chicos, ¿sabes? Y eso que tienes los dientes horribles.
Hoy, meses después, sigo sin saber qué es.
No sé por qué dejaste de hablarme, pero, ¿qué más da? Probablemente me habría aburrido de ti y sería yo el que hubiese dejado de hablarte.
Soy así. Utilizo a la gente para conseguir lo que busco y luego desaparezco de su vida. Como un suspiro.
Tampoco me gustaría joderle la vida a nadie. No todos matamos, ¿sabes? Algunos sabemos cuándo parar.
Tengo más máscaras de las que puedas imaginar. Y me las he quitado todas hoy, por primera vez.
Quería disfrutar de mi último día en esta ciudad podrida con una persona a la que apreciase. Sólo me he despedido de ti.
Y no me importa joder a alguien si me aburro. Es más, me gratifica.
El resto del tiempo me son indiferentes tanto esa persona como su ridícula vida.
¿Me gusta hacer feliz a la gente? A ti. Y a dos personas más. ¿A quién más debería? Nadie se lo merece más que vosotros tres. Sois las únicas personas que me importan en el mundo.
Para mí eres muy importante. Estos meses no me importó que dejases de hablarme, seguías siendo importante. Y lo sigues siendo.
Eres como mi rata de laboratorio".
"Qué bonito", respondí.
"Consuélate pensando que a las demás las he matado", terminó él, sin esbozar una mísera sonrisa.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Carta de suicidio.

Hoy me he dado cuenta al fin de cómo eras en realidad.
Eras como el otoño.
Como los paraguas.
Como el color amarillo.
Como los malos recuerdos.
Como las mentiras.
Como el maquillaje.
Como las promesas.
Como la gente.
Como la vida.

Así eras tú.
Prescindible.

domingo, 2 de marzo de 2014