Translate

domingo, 10 de noviembre de 2013

Érase una vez la historia que no fue.

En aquel momento mi cabeza estaba colmada de preguntas, y sabía que no iba a tardar mucho en estallar. Tantas, tantísimas preguntas y ninguna respuesta. ¿Cómo la gente podía ser tan desconsiderada? Siempre haciendo daño, siempre dejando marca. Y a nadie le importaba realmente que yo estuviese allí, tirada, un poco más sola que de costumbre. 
Me había prometido a mí misma no volver a entregarme a nadie, y una vez más, las promesas se habían roto casi tan rápido como yo, hasta quedar hechas añicos. ¿Por qué era tan difícil olvidar a alguien? 
Yo sólo quería expulsarlo de mi mente. Quería descansar. Quería poder volver a cambiar aquellas pesadillas tan amargas por los dulces sueños de siempre. Aunque no sabía por qué las llamaba pesadillas, si siempre veía sus ojos. Como el primer día. Tan bonitos y peligrosos al mismo tiempo... 
Tiempo. 
Había sido mucho tiempo perdido. O encontrado. No estaba segura. De lo que sí estaba segura era de que no existía nada tan difícil como ejercer el olvido por voluntad propia. Y de que tal vez esa sí fuese la última vez que iba a confiar, o, mejor dicho, a confiarme a alguien. 
Odiaba no sentir sus brazos rodeando mi cintura. Odiaba echarlo de menos. Odiaba no recordar en qué brazo tenía aquel lunar. Nos odiaba a nosotros. A lo que nunca habíamos sido. Odiaba todo aquello que había amado tanto en su momento, y que, aunque me resistía a aceptarlo, todavía amaba y amaría durante mucho más.
Recordaba aquel cálido (aunque frío) día de noviembre como si lo hubiese vivido todos los meses desde entonces. Recordaba la fecha de su cumpleaños. Lo recordaba todo, y aún así, seguía sin ser suficiente. ¿Por qué no podía revivirlo? ¿Por qué no podía olvidarlo? Quería hacer algo más que archivar datos. 
Era aquel familiar sentimiento de impotencia circulando por mi cuerpo de nuevo, un poco más rápido que la sangre. Parecía que competían por ver quién se apoderaba de mí antes. 

Decidí cerrar los ojos y dormir, para así, una noche más, poder contarle nuestra no historia. 

4 comentarios:

  1. En verdad. No hay nada más difícil que ejercer el olvido por voluntad propia. Mejor dicho, no existe. Como dice Borges: "Si hay algo que no existe, es el olvido." Lo que si es posible, es el recuerdo sin dolor. Y para que este llegue, hay que darle tiempo al tiempo.
    Me encanta como escribís, te sigo.
    Un abrazo enorme!

    ResponderEliminar
  2. Belén tu forma de escribir me parece muy bonita y relajada.
    Me gustaría que visitaras mi blog.
    Muchisimas gracias.

    ResponderEliminar
  3. Me he leído todas y cada una de tus entradas y, debo decirte que escribes realmente bien. Me encanta como te expresas. Me has dejado con la boca abierta desde que he empezado a leer. Eres muy grande Belén.

    ResponderEliminar
  4. Se nota que te sientes bien escribiendo, y que te sientes identificada con lo.que escribes, mas de una entrada tuya me ha echo llorar y emocionarme, poca gente consigue eso, sigue asi porfavor, un besazo!!

    ResponderEliminar